La alergia al pescado es una reacción adversa que dirige el sistema inmunitario cuando detecta en el organismo, la presencia de proteínas musculares de pescado.

Ello ocurre porque, en primer lugar, el sistema inmunitario ha reconocido dichas proteínas como agentes externos y peligrosos. De forma que, induce la producción de anticuerpos específicos (IgE) para reaccionar a dicha “agresión”. En este momento, no se experimenta sintomatología alguna. Es en el siguiente contacto con las proteínas del pescado, cuando se activará una cascada de reacciones en las que la inmunoglobulina E (los anticuerpos específicos) serán responsables de desencadenar la sintomatología.

El objetivo del sistema inmunitario con esta respuesta exagerada es evitar la exposición y el contacto a esta proteína detectada como extraña y peligrosa.

Los síntomas pueden aparecer inmediatamente o hasta 1 hora después de la toma del pescado o alguno de sus derivados, que pueda incluir su proteína.

Seguidamente se muestra una lista con los efectos adversos que produce la alergia al pescado:

• Picor en la boca, laringe o paladar.
• Rojeces en la piel acompañadas de picor.
• Si el caso es grave, angioedema. Esto es, la hinchazón parecida a la que produce la urticaria, pero en vez de aparecer en la piel, se da en las capas inferiores, por debajo de la superficie.
• Problemas respiratorios: rinitis, crisis de asma y dificultad para respirar.
• Conjuntivitis.

Más tarde pueden aparecer síntomas digestivos tales como:

• Diarrea, vómito, dolor abdominal o diarrea.

Y si se alcanzan estadios más avanzados, shock anafiláctico. Esta es una situación grave que se atiende con la administración de adrenalina o epinefrina.

Es por ello que, si le diagnostican alergia al pescado o a cualquier otro pescado, su alergólogo o médico de cabecera le suministrará un auto inyector que le permitirá revertir esta sintomatología.

La alergia al pescado puede ser detectada mediante varias técnicas:

• Test cutáneo (Prick test): consiste en la aplicación de unas gotas que incluyen la proteína de interés (en este caso la del pescado) sobre la piel del brazo. El objetivo de este test es observar a pequeña escala la reacción del organismo a dicha proteína.
• Análisis de sangre: permite cuantificar la IgE específica frente a la proteína del pescado.
• Prueba de provocación: trata de comprobar la reacción del sistema inmunitario mediante la administración del alérgeno de interés en condiciones seguras. Es decir, en cantidades controladas y en ámbito hospitalario.
• Medir la IgE por Microarray. Es una prueba que se analiza en el laboratorio y comprueba los alérgenos que reconoce el paciente.

Su médico de cabecera o alergólogo decidirá qué prueba es la más oportuna según el paciente y los acontecimientos y signos que le hacen sospechar.

Desde el momento en el que se diagnostica la alergia, el paciente deberá mantener una dieta libre de pescado y productos derivados del mismo. La manipulación de alimentos será un aspecto importante para evitar la contaminación cruzada. Es decir, cuando la manipulación de los alimentos contribuye a transferir agentes no deseados (bacterias, alérgenos…) de un alimento a otro. Por ejemplo, cuando se corta pescado sobre una tabla y, seguidamente la utilizamos para cortar carne. De esta forma, la carne quedará contaminada y, por tanto, inadecuada para una persona con alergia al pescado.

Hay que tener especial consideración cuando comemos en establecimientos de restauración colectiva. Conviene revisar los ingredientes de los platos para elegir el más adecuado. Si la carta no dispone de esta información, no dude en avisar a las personas responsables del servicio y/o preguntar por el contenido de los platos.

Si en cambio nos referimos a productos de un establecimiento tipo supermercado o mercado, deberemos revisar la lista de ingredientes para comprobar la adecuación de dicho producto. Si no lleva lista, como puede ser el caso de un producto a granel, podemos preguntar a la persona que despacha.
Desde el 2011 es, por suerte, más sencillo. Ya que el RD 1169/2011 establece que los productores deberán indicar si incluyen alergenos o trazas. Estará marcado en una tipografía diferente al resto de la lista, como, por ejemplo, en letra negrita.

A continuación, se enumeran los productos que aparte del pescado y derivados, deberá tener en cuenta porque pueden presentar la proteína del pescado:

• Productos enriquecidos en w-3 o grasa de pescado.
• Caldos concentrados de pescado
• Harina de pescado
• Derivados: surimi, palito cangrejo…
• Si también tiene alergia a los mariscos, evite también a los moluscos y crustáceos.

Seguidamente, le proponemos un menú de 3 días, seguro para una persona con alergia al pescado:

Sí. El diagnóstico de las alergias alimentarias siempre lleva asociado la prescripción de epinefrina. Esta es una medida de precaución en el caso de que se repitiera el contacto con el alérgeno, en este caso, la proteína del pescado. La administración de epinefrina será imprescindible si la sintomatología avanza hacia el shock anafiláctico.

Desde el 2011, el reglamento RD1169/2011 obliga a la declaración de los alérgenos o sus trazas a los productores de elaboraciones que los incluyan. Se recomienda pues, revisar los ingredientes del alimento/producto para asegurarse de que está libre del alergeno y es, por tanto, seguro.

Si el producto es pequeño o lo has adquirido a granel, es probable que no incluya esta lista de ingredientes. Pregunta siempre a la persona que lo comercializa.

Igualmente, si comes en un establecimiento de restauración colectiva, asegúrate que la persona responsable del servicio, conozca si tienes alergia a algún alimento y pueda asesorarte de la forma más adecuada posible.

A continuación, te dejamos unos TIPS para que sea más fácil:

1. Llevar una dieta libre del alimento al que se tiene alergia.
2. Revisar los envases de todos los productos que vayas a tomar.
3. Explica tu nueva situación a tu entorno más próximo para que te ayuden a mantenerte libre del alérgeno.
4. Pregunta siempre que dudes, en el restaurante, en un supermercado… antes de tomar un producto que no sabes si lleva pescado o sus trazas.

Sí. Solo si eres también alérgico a los moluscos y crustáceos deberías prescindir del marisco.

No. A diferencia de lo que ocurre con el anisakis, que muere al congelarlo, las proteínas pueden cambiar su forma, pero no dejan de ser alergénicas. El sistema inmunitario ya entrenado para dicha proteína, reaccionará igualmente al pescado aunque éste haya estado congelado.

Ser alérgico al anisakis no significa que lo seas también al pescado. Aun así, deberás seguir una rutina de preparación estricta para garantizar que su consumo es seguro para ti. Será necesario congelar el pescado al menos durante una semana y cocinarlo de forma completa, antes de consumirlo.

Si eres alérgico al anisakis y no al pescado, evita tomar pescado crudo o poco cocinado (ahumados, salazones y escabeches).

Si en cambio, también eres alérgico al pescado, deberás seguir naturalmente, una dieta libre de pescado y productos derivados.