INTOLERANCIA A LA LACTOSA
La intolerancia a la lactosa es una malabsorción del azúcar propio de la leche debido a una actividad insuficiente de la lactasa (enzima encargada de digerir la lactosa). Supone la aparición de síntomas como dolor, hinchazón abdominal, náuseas, vómitos… tras el consumo de cualquier producto que contenga lactosa.
El tratamiento de esta patología es la dieta de reducción de lactosa. Para ello existen un sinfín de productos aptos: lácteos y derivados sin lactosa, alternativas vegetales, salsas, chocolates, panes sin lactosa añadida… Todos ellos los puedes encontrar en nuestra tienda, ¡échale un vistazo y encuentra los productos que más se acoplen a ti!
SABER MÁS
La lactosa es comúnmente conocida como el azúcar de la leche ya que está presente en todas las leches de los mamíferos en una porción variable de 4-7%. Es un disacárido compuesto por una molécula de glucosa y una de galactosa.
La lactosa tiene que separarse en sus dos azúcares para poder ser digerida y de esto se encarga la lactasa, enzima endógena de nuestro cuerpo.
La intolerancia a la lactosa es el conjunto de síntomas que aparecen tras la ingesta de lactosa debido a una malabsorción por déficit o por una baja actividad de la lactasa. Existen diferentes tipos:
- Primaria: tiene una causa genética y se debe a la disminución progresiva de la producción y la actividad de la lactasa. Está presente en el 70% de la población mundial y empieza tras el destete. Al ser de carácter genético, no se recupera por lo que el tratamiento es la dieta de exclusión/reducción de lactosa.
- Secundaria: la disminución de la producción de lactasa se produce por una afectación a la mucosa intestinal (enteropatías, enfermedad de Crohn, celiaquía, toma de antibióticos, sobre crecimiento bacteriano, intervenciones quirúrgicas, malnutrición por trastornos de la conducta alimentaria…). Es una situación transitoria ya que cuando la mucosa se recupera, la producción vuelve a la normalidad.
- Congénita: es muy poco común. Se trata de un defecto genético en el que la actividad de la lactasa del recién nacido es nula o mínima y presenta sintomatología desde la primera toma de leche materna. No es recuperable.
La molécula de lactosa no puede ser absorbida en el estómago, para ello se tiene que metabolizar y dividir en glucosa y galactosa (que sí pueden ser absorbidas). En la IL, la molécula de lactosa pasa intacta al intestino donde las bacterias la fermentan y producen sustancias responsables de:
- Dolor y distensión abdominal
- Flatulencias
- Borborigmos (ruidos producidos por el movimiento de los gases en el intestino)
- Náuseas y vómitos
- Diarrea
- Estreñimiento
Algunos de los metabolitos de la fermentación pueden producir síntomas no digestivos: cefaleas, fatigas, dolores musculares…
La sintomatología varía de forma individual ya que la presencia e intensidad de los síntomas dependerá de la tolerancia a la lactosa, la cantidad de lactosa ingerida, el consumo con otros alimentos, el nivel de actividad de lactasa, la capacidad de absorción de agua del colon, etc.
Cabe destacar que la IL no es una alergia ya que el sistema inmune no se ve involucrado y lo que produce la patología es un azúcar, no una proteína.
La variabilidad entre el umbral de tolerancia de los intolerantes hace imposible establecer un umbral general de tolerancia. Hay intolerantes que pueden tolerar hasta 12 g en una toma, o incluso 20-24g durante el día sin presentar síntomas, sin embargo hay intolerantes que presentan síntomas en ingestas de cantidades menores a 6g.
Existen estudios que han demostrado que la eliminación completa de la lactosa de la dieta reduce la producción de lactasa, pero todavía no existe un consenso científico ya que otros estudios demuestran que la cantidad de lactasa está determinada genéticamente.
Mostrar una sintomatología que encaje con la intolerancia, es el primer paso para sospechar de la misma. Para descartar o confirmar que no tolera la ingesta de lactosa, puede recurrir a estas pruebas:
- Exclusión de productos lácteos. Llevar una dieta libre de productos lácteos permitirá comprobar si se sigue dando la sintomatología.
Además de esta prueba, su médico de cabecera le puede derivar a alguna de las siguientes:
- Estudio de hidrógeno en aliento.
En entorno hospitalario le proporcionarán un líquido con altos niveles de lactosa. Seguidamente, le suministrarán unos tubos, en los que deberá exhalar. Se analizará la composición del aire, concretamente el hidrogeno espirado. La presencia de este gas indicará que la lactosa ha alcanzado el intestino sin ser absorbida, ya que las bacterias que allí viven fermentan dicho azúcar produciendo hidrógeno.
- Prueba de tolerancia a la lactosa.
En este caso, también deberá ingerir un líquido que incluye altos niveles de lactosa. Seguidamente, le harán un análisis en sangre para medir la cantidad de glucosa. Si este parámetro no se eleva, significa que la glucosa que constituye la lactosa no se ha digerido ni absorbido adecuadamente en el intestino.
Las recomendaciones actuales recomiendan seguir una dieta en la cual se reduzcan la cantidad de lactosa ingerida hasta niveles en los que no se presente sintomatología. De forma general, se ha demostrado que se tolera mejor la lactosa repartida en pequeñas cantidades y si es ingerida junto con otros alimentos.
Los principales alimentos que se deben evitar son: leche, nata, mantequilla, queso fresco, queso de untar, helados, productores lácteos, requesón…
Los productos lácteos fermentados (quesos semi-curados y curados, yogurt, kéfir, cuajadas…) son mejor tolerados porque los fermentos lácticos utilizan la lactosa para producir ácido láctico, por lo que reducen su presencia.
Es destacable el yogurt, pese a que su contenido final de lactosa tras la fermentación sigue siendo alto (4g/100g), se suele tolerar mejor ya que:
- Sus fermentos lácticos están vivos y al ser ingeridos se reproducen y continúan utilizando la lactosa, reduciendo su presencia.
- Sus fermentos lácticos también son productores de lactasa.
- Su textura ralentiza el vaciado gástrico por lo que la liberación de la lactosa es más lenta.
En el caso de los yogures líquidos se toleran peor ya que se les añade leche tras la fermentación.
La lactosa está presente como aditivo en muchos alimentos procesados como: salsas, embutidos, pan de molde, bollería, chocolates, carnes procesadas, margarinas, cereales de desayuno, pasteles y tartas… La lactosa puede estar oculta tras el nombre de monohidrato de lactosa, azúcar de la leche, sólidos lácteos, lactitol (E-966), suero, suero de leche o suero láctico, cuajo animal…
En el mercado actual, existen leche y derivados sin lactosa. En estos productos se descompone previamente la lactosa en glucosa y galactosa. Para que un producto esté etiquetado como “sin lactosa” tiene que acreditar una cantidad menor al 0,01%. Son aptos para todas las personas intolerantes a la lactosa.
También existe la etiqueta de “bajo contenido en lactosa” aunque estos productos pueden tener hasta un 1% de lactosa. El umbral de tolerancia de cada paciente determinará si son aptos o no.
Los lácteos y sus derivados son la principal fuente de calcio de la dieta por lo que, en estos casos, se debe asegurar la ingesta de calcio con otros alimentos de la dieta:
- Lácteos y derivados “sin lactosa”: su contenido en calcio es el mismo que los lácteos y derivados con lactosa.
- Pescados con espinas blandas: sardinas, anchoas
- Pescados azules: trucha, salmonete, jurel
- Mariscos: gambas, langostinos, almejas, pulpo, berberechos
- Legumbres: soja y derivados (tofu), alubias
- Frutos secos: almendras, avellanas, nueces, pistachos
- Semillas (sésamo, lino) y cremas de semillas (tahini)
- Verduras y hortalizas: espinacas, acelgas, brócoli, calabacín, col
- Yema del huevo
El calcio se absorbe mejor si se consume junto con vitamina D. La principal fuente de vitamina D es la exposición solar, pero los alimentos ricos en vitamina D son:
- Pescado azul: atún, bonito, salmón, jurel, anchoas
- Marisco: langostinos
- Huevo de gallina
- Vegetales: aguacate
También existen productos de lactasa en pastillas o gotas que se suelen tomar antes de comer o beber productos que contengan lactosa. Su uso debe ser aprobado por un médico y debe ser puntual ya que es difícil acertar la dosis de lactasa necesaria para la cantidad de lactosa que se vaya a tomar (muchas veces desconocida).
PREGUNTAS FRECUENTES
La lactosa es un disacárido, es decir, un azúcar compuesto de dos moléculas: una de glucosa y una de galactosa. Está presente en todas las leches de los mamíferos, en proporciones variables, es por esto por lo que se le conoce como el azúcar de la leche.
La lactasa es la enzima que se encarga de dividir la molécula de lactosa en sus dos azúcares. Es necesaria para la digestión ya que la lactosa no se puede absorber en forma de disacárido, tiene que ser dividida para que pueda absorberse.
No, cada intolerante presenta unos síntomas y una intensidad. Depende de la cantidad de lactosa ingerida, el tipo de lácteo, si se ha consumido simultáneamente con otra comida, el nivel de lactasa del individuo, la velocidad de vaciado gástrico, la microbiota del individuo, la capacidad de absorción de agua del colon…
Todos estos factores determinan el umbral de sensibilidad de la persona intolerante. Todos tienen en común una mala digestión de la lactosa pero hay casos en los que con 6g de lactosa se presentan síntomas y otros casos que pueden ingerir incluso 12 g sin presentar sintomatología.
Pese a que los alimentos que causan la sintomatología en ambas patologías son los lácteos, son enfermedades completamente diferentes.
Siempre y cuando se siga una dieta variada y equilibrada que cubra las necesidades del individuo, la respuesta es NO.
Los lácteos son la principal fuente de calcio de la dieta. Para evitar una deficiencia, la reducción del consumo de lácteo se debe suplir con otros alimentos ricos en este mineral:
- Lácteos y derivados “sin lactosa”: su contenido en calcio es el mismo que los lácteos y derivados con lactosa.
- Pescados con espinas blandas: sardinas, anchoas
- Pescados azules: trucha, salmonete, jurel
- Mariscos: gambas, langostinos, almejas, pulpo, berberechos
- Legumbres: soja y derivados (tofu), alubias
- Frutos secos: almendras, avellanas, nueces, pistachos
- Semillas (sésamo, lino) y cremas de semillas (tahini)
- Verduras y hortalizas: espinacas, acelgas, brócoli, calabacín, col
- Yema del huevo
El calcio se absorbe mejor si se consume junto con vitamina D. La principal fuente de vitamina D es la exposición solar, pero los alimentos ricos en vitamina D son:
- Pescado azul: atún, bonito, salmón, jurel, anchoas
- Marisco: langostinos
- Huevo de gallina
- Vegetales: aguacate
En caso de no querer renunciar a ellos, existen en el mercado un sinfín de productos lácteos sin lactosa, los cuales mantienen la misma composición nutricional pero se ha separado la lactosa en sus dos azúcares para hacerla apta para los intolerantes.
Un producto “sin lactosa” es cualquier alimento que originalmente contiene lactosa, el cual se ha procesado y la lactosa se ha descompuesto en sus dos principales azúcares. El valor nutricional de los alimentos sin lactosa es el mismo que el de los alimentos con lactosa.
Para que un producto se pueda denominar sin lactosa, tiene que tener una cantidad de lactosa menor al 0,01%. También existe la denominación “bajo contenido en lactosa” que se aplica a los productos que contienen menos de un 1% de lactosa.
Existen dos métodos para eliminar la lactosa:
- Método físico: ultrafiltración o cromatografía.
- Método químico: adición de lactasa al producto. Es el más utilizado.
Dependerá de cómo se haya eliminado la lactosa. Si se elimina mediante un método físico, el dulzor es el mismo. Si se elimina mediante un método químico (adición de lactasa), sí es más dulce.
Esto se debe al dulzor relativo de los azúcares (valor relativo que mide la capacidad de una sustancia de provocar sabor dulce en relación al dulzor de una solución de sacarosa, al cual se le atribuye el valor de 100). La lactosa tiene un dulzor relativo de 22, mientras que sus azúcares simples tienen un valor de 45 (glucosa) y 42 (galactosa).
Debes mirar la etiqueta del producto y fijarte en:
- El listado de ingredientes: según el Reglamento Europeo 1169/2011, los fabricantes deben destacar la presencia de cualquiera de los 14 principales alérgenos (entre los que se incluye la leche y los derivados como la lactosa).
- EPA (etiquetado precautorio de alérgenos): el fabricante, si no puede asegurar que no haya una contaminación cruzada, puede indicarlo de la siguiente manera: “puede contener trazas de leche/lactosa”, “puede existir contaminación cruzada”
- Información de atributos diferenciados: el fabricante puede incluir etiquetas como “sin lactosa” “producto libre de lactosa” para indicar la ausencia de esta en el producto final. Esto es voluntario.
La tabla de información nutricional NO indica si un producto es apto o no. Ya que no existe, se especifica dentro de los azúcares y solo se indica la cantidad. Es decir, puede existir un alimento con 4,7 g de azúcares pero con la tabla de información nutricional no se puede saber si es glucosa, lactosa, fructosa…
Los medicamentos contienen lactosa como excipiente en el 40% de los casos. La cantidad por dosis suele ser muy baja pero se deben tener en cuenta más factores: la dosis total, si se están tomando otros medicamentos que puedan contener también lactosa, la tolerancia de cada individuo…
Para evitar posibles complicaciones, es recomendable consultar al médico e informarle de su intolerancia.
Esta tabla es orientativa e indica los productos que llevan, que pueden llevar o que no contienen lactosa, pero tiene que ser interpretada de forma individualizada ya que cada intolerante tiene un umbral de tolerancia y no debe evitar aquellos alimentos que tolere bien.
Aunque un alimento, per se, no lleve lactosa, siempre se debe comprobar la etiqueta nutricional ya que esta puede haber sido añadida.