ALERGIA A LOS CACAHUETES
Las personas con alergia a los frutos secos manifiestan sintomatología al tomarlos, ya que su sistema inmunitario desencadena unas reacciones mediadas por anticuerpos IgE específicos.
La importancia de esta alergia radica en su prevalencia. Alrededor de 200.000 personas en España padecen de alergia al cacahuete. Y si la alergia es severa, cuando la persona respira o entra en contacto con un ambiente en el que haya cacahuetes, el sistema inmunitario desencadena una respuesta para defender el organismo.
Se trata de una reacción alérgica mediada por Inmunoglobulina E (IgE). Cuando el sistema inmunitario detecta el alérgeno, la persona mostrará sintomatología respiratoria y dermatológica que si se intensifica puede alcanzar la anafilaxia.
Para su diagnóstico, al igual que en otras alergias, existen diferentes metodologías. Aunque la prueba cutánea, por su especificidad, es la más habitual.
El consumo de cacahuete suele ser en forma de pequeños snacks, o tentempiés. La forma más saludable es el cacahuete crudo o tostado. Aunque por su modo de consumo, los relacionaríamos con los frutos secos, pertenecen a la familia de las legumbres.
Las personas con alergia a los cacahuetes deberán mantener una dieta exenta de los mismos. Hay que tener en cuenta las etiquetas para identificar los productos que incluyan cacahuete, trozos o aceites de cacahuete. Incluso, considerar las trazas de cacahuete para evitar posteriores molestias.
SABER MÁS
La alergia al cacahuete es una reacción desmesurada del sistema inmune al detectar la presencia del alérgeno en el cuerpo humano. El cacahuete tiene varios alérgenos (Ara h1, Ara h2 y Ara h3). Las proteínas del cacahuete (alérgeno), son identificados como un agente extraño, es por ello, que el cuerpo trata de protegerse. Así se desarrolla una reacción alérgica.
Puede darse una reacción alérgica aún cuando la cantidad de proteína de cacahuete es muy pequeña.
Es la alergia más frecuente. Su desarrollo en edades tempranas es más probable que la aparición en la edad adulta.
Dado que el uso del cacahuete es habitual en la industria alimentaria, será imprescindible revisar la información nutricional del producto para localizar la presencia de cacahuetes o de trazas de los mismos.
Como se ha comentado al principio, el cacahuete en realidad no es un fruto seco, sino que pertenece a familia de las legumbres, como las lentejas y los garbanzos. Pero la composición nutricional de los cacahuetes, sobre todo refiriéndonos a la parte proteica, se asemejan a los frutos secos. Es por ello que, cabría esperar que las personas con alergia a los cacahuetes también puedan tener o desarrollar alergia a los frutos secos.
Aunque en el caso de algunas alergias (leche, huevo, soja, trigo…), desaparecen a lo largo de los años, no suele ser el caso de frutos secos y cacahuetes.
Las manifestaciones de la alergia al cacahuete son diferentes según la persona y el caso. La sintomatología puede variar entre molestias leves a reacciones alérgicas graves.
Cuando la persona que padece alergia al cacahuete ingiere un alimento o elaboración que los incluya, su cuerpo liberará sustancias químicas (como la histamina), responsables de desencadenar la sintomatología:
- Alteraciones respiratorias: resuello o respiración sibilante (hacer “pitos” al respirar), problemas para respirar, ronquera tos, estornudos, opresión de garganta…
- Alteraciones digestivas: vómitos, diarrea, dolor de estómago…
- Otros: bajada de la tensión arterial, rinitis y conjuntivitis, mareos y desmayos, ansiedad y/o la sensación de que está ocurriendo algo malo.
- Dermatológicos: ojos hinchados, llorosos y que pican, urticaria, hinchazón…
- En los casos graves se puede alcanzar la anafilaxia. Se trata del estadio más grave del proceso de la alergia. Ello conlleva a problemas para respirar, mareos o desmayos.
Si sospecha que la sintomatología experimentada resulta de una reacción alérgica, visite a su médico de cabecera y/o alergólogo. Éste, le podrá derivar a una o varias de las siguientes pruebas con la que comprobar esta sospecha.
- Historial clínico: es conveniente contemplar el historial de síntomas que se hayan dado, así como los antecedentes familiares que pueda tener.
- Análisis de sangre: prueba de laboratorio que cuantifica los mediadores liberados para ratificar que se ha dado una reacción alérgica. Además, permite esclarecer cuál es el alérgeno responsable de la reacción. El resultado de estos análisis puede ser positivo o negativo. Positivo indica que el sistema inmune presenta sensibilización a un alérgeno determinado. Es decir, probabilidad de desarrollar una reacción alérgica, pero no la certeza. Por otra parte, el resultado negativo también presenta limitaciones porque no excluye la posibilidad de sensibilización a un alérgeno determinado.
- Prueba cutánea (prick test): esta consiste en aplicar un extracto sobre la piel del antebrazo. Después de unos minutos, se podrá comprobar si se ha dado reacción alérgica. Esta prueba es la que confiere mayor especificidad.
- Prueba de provocación oral y monitoreo: en este caso, se administran cantidades pequeñas del alérgeno en condiciones controladas para valorar la reacción que desencadena la persona.
La primera vez que experimente sintomatología de alergia, debe acudir a su médico de cabecera o alergólogo para que proceda al diagnóstico.
En el caso de alcanzar la anafilaxia, será necesario recurrir inmediatamente a la inyección de epinefrina, ya que este estadio puede comprometer gravemente la salud de la persona.
El tratamiento se basará en el control y comprobación de la composición de todos aquellos alimentos, platos, elaboraciones y productos que se vayan a ingerir. Cuando compra alimentos sencillos y los cocina en casa, será una de las apuestas más segura para garantizar la ausencia de alérgenos. Y cuando vaya a comer a un establecimiento de restauración colectiva o compre productos en un supermercado, revise los ingredientes de todos los productos.
En 2011 se promulgó el Reglamento 1169/2011, sobre la información facilitada al consumidor en la cual se establece que los productores comida (en restaurantes, para llevar, supermercados…) indicarán los alérgenos del producto. Estos deberán aparecer con letra diferente en forma, tamaño o tipología al resto de ingredientes para facilitar su lectura. Si padece alergia al cacahuete (o a otro alimento), le será muy sencillo identificarlo y poder apartarlo de su dieta.
Dado que las proteínas del cacahuete son tan similares a las de los frutos secos, se podría dar reacción cruzada. Es decir, el sistema inmunitario de una persona con alergia al cacahuete, detecta como potenciales alérgenos a los frutos secos. De forma que, aunque no sean cacahuetes lo que se ha ingerido, se desencadena una reacción alérgica con su sintomatología característica.
Recomendaciones alimentarias:
- Libere su dieta de cacahuetes, trazas y aceites de cacahuete.
- Evitar los frutos secos de cáscara, como las nueces, almendras, las nueces de Brasil, las avellanas, las nueces de macadamia, los pistachos, nueces pecanas y las castañas.
El resto de grupos de alimentos (legumbres, cereales, verduras y hortalizas, frutas, carne, pescado, huevo y lácteos) se pueden incorporar a la dieta sin problema.
PREGUNTAS FRECUENTES
Si la alergia ya ha sido detectada, es de esperar que tu médico de cabecera y/o alergólogo te proporcione las indicaciones necesarias para llevar el día a día de la mejor forma posible. Y seguramente, también te habrán facilitado una inyección de epinefrina. Ésta deberás llevarla siempre contigo para poder aplicártela en el caso que se diera una ingestión no consciente del alérgeno. Recuerda que el remedio de la anafilaxia es la epinefrina.
Si no está seguro, lo más prudente es no tomarlo. Pregunte siempre o revise los ingredientes del producto en la etiqueta. Aún así, si duda, entre los alimentos ofrecidos, mejor escoger otro que sea más seguro.
- Revise los alimentos que tiene en casa y deseche aquellos que incluyan el alérgeno.
- Averigüe el manejo de la inyección de epinefrina para poder usarla si fuera necesario.
- Lea los ingredientes de todos los alimentos. Y si come en restaurantes o otros establecimientos de restauración colectiva, pregunte que platos son aptos para su caso.
- Informe a sus familiares, amigos y conocidos de su nueva situación para que contribuyan a llevar una vida más segura.
- Evite compartir alimentos. Este consejo, es crucial para los más pequeños de la casa.
De forma general, a esta pregunta debemos responder que no. Ya que, se puede dar una reacción cruzada. Es decir, las proteínas de ambos alimentos son parecidas, entonces el sistema inmunitario podría “confundirlas” y reaccionar a los frutos secos, desencadenando la alergia alimentaria.